lunes, 25 de abril de 2011

El Rabino y el Escéptico

Hace tiempo leí una historia que me llamo mucho la atención, y dice así:

Había una vez un rabino en una pequeña aldea en Rusia que desaparecía cada mañana de viernes por varias horas. Los aldeanos devotos contaban que durante esas horas su rabino ascendía al Cielo para hablar con Dios. Un recién llegado escéptico se encontraba en el pueblo, determinado a descubrir dónde estaba realmente el rabino.

Una mañana de viernes el recién llegado se ocultó cerca de la casa del rabino, le observó levantarse, decir sus oraciones y ponerse las ropas de un campesino. Lo siguió mientras tomaba un hacha e iba al bosque, cortaba un árbol y reunía un gran fardo de leña. Luego el rabino se dirigía a una casucha en la sección más pobre de la aldea en la que vivía una anciana y su hijo enfermo. Les dejó la madera que era suficiente para la semana. Luego el rabino regresó calladamente a su propia casa.

La historia concluye en que el recién llegado se quedó en la aldea y se convirtió en discípulo del rabino. Y cada vez que escucha a uno de los habitantes decir, "los viernes por la mañana nuestro rabino asciende al Cielo," el recién llegado silenciosamente añade, "si no es que más alto."

Aun y cuando se que esta historia probablemente nunca paso (exactamente así como la narra el autor desconocido), me gusta pensar que historias similares a esta se dan en la soledad de la consciencia propia, sin que nadie manche las acciones de amor sincero con supuestas pretensiones, o con incitaciones a la vanagloria.


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